Ya sabéis que me encanta comparar aceites esenciales y esencias. Generalmente porque al no dar su nombre botánico pensamos que solo
hay uno, o que sus propiedades, al ser algo parecidas, también son las mismas. Es
por ello que se tiende a confundirlos no usando el correcto y por tanto no
aprovechamos al máximo todo su potencial (como podría pasar con el Tomillo, la Lavanda…)
En el caso de la
Lima y el Limón no hay dudas posibles, pues se trata de dos
esencias que tienen propiedades muy diferentes. Aún y así, como lima y limón
nos parecen primos hermanos pues echémosle un vistazo a sus esencias…
Esencia de Limón (Citrus limonum – limoneno)
La esencia de Limón es de las que nunca pueden faltar y
espero escribir más profundamente sobre ella en breve porque tiene mil
propiedades interesantes.
Por un lado, refuerza el sistema inmunitario y es tónico del
sistema nervioso y por otro, es antiséptico. Además ayuda a mantener la
juventud de los tejidos y a aclarar el tono de la piel. Se utiliza en casos de
fatiga o pérdida de concentración, en prevención de enfermedades infecciosas
(fantástico en difusión), en el cuidado de la piel (arrugas, acné, uñas débiles,
celulitis…)
Esencia de Lima (Citrus aurantifolia – limoneno)
Como otros cítricos (Bergamota, Mandarina, Naranja…) la
esencia de Lima aporta energía calmando los nervios. ¿Un despropósito? ¡Ni
mucho menos! Aunque quizá no tan utilizada como podría ser la Mandarina esta esencia
es sedativa y está indicada en casos de ansiedad, nerviosismo, estrés… Tiene un
aroma cítrico con un toque amargo muy característico. En sinergia para difusión
con otras esencias es fantástica para mantener un espacio tranquilo y sereno y
ricamente aromatizado.
Recordad que estas esencias son fotosensibilizantes y además
pueden irritar la piel.