domingo, 15 de abril de 2012

Automedicación

Hace ya algún tiempo asistí a la presentación de un producto cosmético en una farmacia del lugar donde vivía. La verdad es que fue una tarde muy agradable porque era como encontrarse entre amigos. Debido a esta confianza, al acabar la presentación la conversación dio varias vueltas hasta que nos encontramos debatiendo sobre terapias y medicinas tradicionales y alternativas.
La dueña de la farmacia nos comentó que había dejado de vender complementos alimenticios, infusiones de hierbas o parches para adelgazar que llevaran algas. Según ella, los compuestos activos de estos productos podían interferir con la medicación que estuviera tomando la persona, así como llegar a hacer daño en el organismo. Un ejemplo clásico: el fucus (un alga) debe ser evitado cuando hay problemas de tiroides debido a su contenido en yodo.

- “Es que la gente abusa de lo que ellos creen que son cosas naturales y como no saben pensar por sí mismos se creen todo lo que dicen los charlatanes. No se debería dejar vender estas cosas en farmacias para que no haya automedicación.”

Todos le dieron la razón. Por supuesto, yo fui la nota discordante.

- “La reflexión es lógica y está argumentada. Aún y así, por esa regla de tres, todos los medicamentos sin receta también deberían ser retirados, ¿no?”

Pastillas para la garganta, analgésicos y antiinflamatorios, cremas diversas… Me contestó que era diferente. Pero no lo es. Si yo voy a la farmacia y compro analgésico porque me duele la  cabeza puedo estar obviando otros tratamientos o alergias, si no leo el prospecto, puede haber interacciones con otros medicamentos, reacciones alérgicas…
Le hice ver que incluso yendo al médico no estamos “a salvo”. A veces el médico nos receta un medicamento para algo concreto sin tener (sin conocer o no querer conocer) en cuenta nuestro estado general, otra medicación que podamos estar tomando, incluso alimentos concretos que podrían interaccionar…

¿Por qué escribo todo esto? Para tratar el tema de la automedicación.
Desde mi humilde punto de vista la automedicación es un riesgo, sobre todo en casos graves y crónicos. Sea del tipo que sea: de medicamentos de síntesis o de medicamentos naturales. Siempre hay que consultar al profesional experto cuando tenemos una dolencia, una duda…

Pero no nos engañemos. En pleno periodo de crisis económica, de recortes… ¿qué pasa si vamos al médico cada vez que tenemos un resfriado? Que nos acusan de abusar del sistema… Y entonces, ¿qué solemos hacer?
Ir a la farmacia y comprar lo primero que nos recomiendan o echar mano del botiquín casero.

Es un mensaje contradictorio. Por un lado nos advierten de lo peligrosa que es la automedicación pero por otro nos señalan con el dedo acusador si queremos tener una relación cercana con el sistema sanitario.

Repito que para mi la automedicación es un riesgo. Pero siempre corremos riesgos. En la calle, en el trabajo… Y no por ello dejamos de salir, de vivir. Es lógico, por tanto, que intentemos buscar nuestro propio bienestar cuando nos encontramos mal: infusiones, algún medicamento para el dolor o la fiebre…

Pero esto no acaba aquí. Quizá el mayor problema es que nos tratan de tontos, de ingenuos, de no tener capacidad para decidir por nosotros mismos. Y eso es algo que debemos reivindicar, nuestra autonomía y nuestra capacidad de decisión.
Para ello es básica la educación. Si hay una buena educación en salud sabremos entender los prospectos, sabremos cuándo ir al médico, sabremos cuándo pedirle al farmacéutico que no nos dé cualquier medicamento porque padecemos esta u otra dolencia, seremos capaces de buscar respuestas por nosotros mismos, de exigir estar informados, de conocer los riesgos y los beneficios de una intervención, de pedir alternativas a los tratamientos propuestos…

Por tanto, si queréis probar las fantásticas propiedades de las medicinas tradicionales y alternativas, informaos, leed las precauciones de empleo, consultad con los profesionales de confianza, sed críticos y a la vez abiertos de mente y espíritu…

Así que, ya sabéis, si tenéis una mínima duda, no utilicéis ningún medicamento por vuestra cuenta, sea del tipo que sea, y consultad siempre al profesional competente en la materia. Si lo hacemos con cabeza, o dejéis que nadie os diga que abusáis del sistema por querer estar informados.  
Es nuestra salud.

7 comentarios:

  1. Muy cierto, la gente se automedica y acaba haciendose mas daño, siempre ai que consultar a un medico! besos

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  2. Me ha encantado tu artículo, muy bien argumentado.
    La verdad es que muchas veces no sabemos ni lo que nos metemos al cuerpo, nos lo recete un profesional de la salud (tradicional o no) o nos lo tomemos por nuestra cuenta.
    Un besote!

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  3. Me ha encantado tu artículo a mi también. Es cierto que tiramos mucho del medicamento autoadministrado y la verdad es que deberíamos ir a un médico, o a un naturópata, porque tanto los medicamentos tradicionales como los naturales puede interferir. Mi profesor de shiatsu cuando localiza algún desequilibrio en la salud, lo primero que dice a su paciente es, vete al médico, y después se ve como ayudar con shiatsu o no, pero ante todo una persona debe estar bien diagnosticada, no podemos ser médicos todos, sea de la rama que sea. Un besazo!!

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  4. Una entrada estupenda, aun visitando a tu medico a veces no sabe ni lo que te da, lo comento por propia experiencia,asi que no sabes ni como acertar a veces tu conoces mejor tu cuerpo que nadie.
    besos

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  5. interesante entrada :D
    Gracias x compartirlo :D
    cuando puedas pasate x mi blog tengo 1 premio para ti.
    Saludos de Lissy
    http://lissylmbl.blogspot.com.es/

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  6. Es un tema complejo el que presentas y efectivamente lo que hay que buscar es el equilibrio entre no abusar del sistema sanitario y no automedicarse. Yo añadiría un punto más y es el excesivo gusto que tienen la mayoría de los médicos en recetar medicinas cuando no son necesarias Un abrazo!

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    1. Hola, Olivia! Gracias por pasarte por el blog... sí, definitivamente es un tema complejo y como bien comentas el punto que añades también habría que tenerlo en cuenta.

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