miércoles, 25 de abril de 2012

Del aceite esencial de Rosa...


El día 23 es un día mágico en Cataluña: los libros, las firmas de los autores, el ambiente en la calle, las rosas, los dragones de cerámica con sus ojillos traviesos, los dulces… Era inevitable que escribiera una sencilla entrada para recordar la “Diada de San Jordi” de este año, ¿y qué mejor manera que compartiendo algunas de las propiedades del aceite esencial y del hidrolato de Rosa?

Aceite esencial de Rosa de Damas (Rosa damascena)

Un aceite mágico, especial, de aroma irresistible y precio que mejor no comentar. Es afrodisíaco, armoniza las emociones y ayuda en casos de insomnio o nervios y tiene grandes propiedades a nivel energético (ayuda a tomar decisiones, da seguridad…)
Y qué os voy a contar de sus usos en cosmética: increíble como tónico cutáneo, tiene poder cicatrizante, previene las arrugas y calma las irritaciones…



Hidrolato de Rosa de Damas (Rosa damascena)

Increíble en forma de bruma o como agua de baño, el hidrolato de Rosa de Damas es relajante y equilibrante. En cosmética lo reconocemos por ser tónico astringente, refrescante y anti-arrugas.

Por supuesto, no olvidéis el aceite vegetal de Rosa Mosqueta como base para el aceite esencial o para crear nuestros propios cosméticos.


Mascarilla Rosa efecto "buena cara"

- 2 cucharadas soperas de arcilla rosa.
- 1 cucharada sopera de hidrolato de Rosa de Damas (o infusión de pétalos de rosa)
- 1 cucharada de aceite vegetal de Rosa Mosqueta.
- 1 gota de aceite esencial de Rosa de Damas (Rosa damascena) - opcional: se puede sustituir por aceite esencial de Geranio (Pelargonium graveolens)


Se mezclan todos los ingredientes hasta formar una pasta (añadiendo más o menos aceite o hidrolato al gusto) y se aplica sobre el rostro. Se deja actuar unos minutos y se aclara con agua fresca. Se puede vaporizar el rostro con hidrolato de Rosa o de Lavanda y aplicar seguidamente la crema o aceite de tratamiento. Esta mascarilla tiene un efecto "buena cara" muy interesante.  No dudes en visitar "Lavanda y Chocolate" para más recetas cosméticas.

viernes, 20 de abril de 2012

Heart is so jetlagged: Aromaterapia y jet-lag


Para muchos lo del jet-lag es pura leyenda urbana. Para mi, en cambio, una auténtica realidad. La verdad es que incluso los días de cambio de horario pueden descolocar un poco el cuerpo, tan acostumbrado a sus rutinas.

Pues como os decía, hace algunos años crucé el charco y durante tres días no fui persona. Debería haber pensado que aquello podía pasar, pero claro, la emoción del viaje, los preparativos… Ahora ya, no volvería a pasar. Y os propongo unas sinergias y unos consejos sencillos para llegar llenos de energía a cualquier destino.

Antes de un viaje largo vale la pena intentar descansar, llevar una dieta ligera durante unos días y tomar algo más de fruta. En el medio de transporte elegido podemos utilizar alguna esencia relajante como la Mandarina o la  Bergamota (ya sea por olfacción como diluidas en aceite vegetal, en masaje en la planta del pie o la cara interna de las muñecas)
Si nos mareamos también podemos echar mano de alguna sinergia que nos ayude a pasar las náuseas y el malestar.

Roll-on “Me mareo en barco, en avión… ¡y hasta en ascensor!”
-         9 ml de aceite vegetal de almendra o avellana.
-         2 gotas de aceite esencial (esencia) de Mandarina (Citrus reticulata)
-         2 gotas de aceite esencial de Albahaca (Ocinum basilicum)
-         2 gotas de aceite esencial de Menta Piperita (Mentha x pipperita)

Al llegar al destino, si tenemos difusor, podemos poner unas gotas de aceite esencial Lavanda Verdadera y de esencia de Naranja Dulce.
Antes de ir a dormir, podemos tomar un baño o una ducha que nos ayude a “sincronizarnos” con el nuevo horario.

Sinergia "Jet-lag"

- 3 cucharadas soperas de arcilla (también servirían 50 ml de aceite vegetal)
- 5 gotas de aceite esencial de Manzanilla Romana (Chamaemelum nobile)
- 5 gotas de aceite esencial de Lavanda Verdadera (Lavandula angustifolia)
- 5 gotas de esencia de Pomelo (Citrus paradisii)

Se moja la arcilla con agua hasta hacer una pasta y se añaden los aceites esenciales. Se vierte la mezcla en la bañera.
Si no hay bañera se ponen los aceites esenciales en el aceite vegetal, se toman entonces tres gotitas de la sinergia y se ponen en una toallita pequeña empapada en agua caliente. Pasamos la toalla enérgicamente por el cuerpo (evitando zonas sensibles y mucosas)


Al día siguiente, si nos encontramos bajos de ánimos o aún notamos cansancio podemos realizar olfacciones de Menta Piperita. Veréis que si sois sensibles al dichoso jet-lag, lo pasaréis mucho mejor si os ayudáis de la aromaterapia y por supuesto si lo complementamos con fitoterapia u otros remedios no tendremos más que disfrutar de nuestro viaje.

domingo, 15 de abril de 2012

Automedicación

Hace ya algún tiempo asistí a la presentación de un producto cosmético en una farmacia del lugar donde vivía. La verdad es que fue una tarde muy agradable porque era como encontrarse entre amigos. Debido a esta confianza, al acabar la presentación la conversación dio varias vueltas hasta que nos encontramos debatiendo sobre terapias y medicinas tradicionales y alternativas.
La dueña de la farmacia nos comentó que había dejado de vender complementos alimenticios, infusiones de hierbas o parches para adelgazar que llevaran algas. Según ella, los compuestos activos de estos productos podían interferir con la medicación que estuviera tomando la persona, así como llegar a hacer daño en el organismo. Un ejemplo clásico: el fucus (un alga) debe ser evitado cuando hay problemas de tiroides debido a su contenido en yodo.

- “Es que la gente abusa de lo que ellos creen que son cosas naturales y como no saben pensar por sí mismos se creen todo lo que dicen los charlatanes. No se debería dejar vender estas cosas en farmacias para que no haya automedicación.”

Todos le dieron la razón. Por supuesto, yo fui la nota discordante.

- “La reflexión es lógica y está argumentada. Aún y así, por esa regla de tres, todos los medicamentos sin receta también deberían ser retirados, ¿no?”

Pastillas para la garganta, analgésicos y antiinflamatorios, cremas diversas… Me contestó que era diferente. Pero no lo es. Si yo voy a la farmacia y compro analgésico porque me duele la  cabeza puedo estar obviando otros tratamientos o alergias, si no leo el prospecto, puede haber interacciones con otros medicamentos, reacciones alérgicas…
Le hice ver que incluso yendo al médico no estamos “a salvo”. A veces el médico nos receta un medicamento para algo concreto sin tener (sin conocer o no querer conocer) en cuenta nuestro estado general, otra medicación que podamos estar tomando, incluso alimentos concretos que podrían interaccionar…

¿Por qué escribo todo esto? Para tratar el tema de la automedicación.
Desde mi humilde punto de vista la automedicación es un riesgo, sobre todo en casos graves y crónicos. Sea del tipo que sea: de medicamentos de síntesis o de medicamentos naturales. Siempre hay que consultar al profesional experto cuando tenemos una dolencia, una duda…

Pero no nos engañemos. En pleno periodo de crisis económica, de recortes… ¿qué pasa si vamos al médico cada vez que tenemos un resfriado? Que nos acusan de abusar del sistema… Y entonces, ¿qué solemos hacer?
Ir a la farmacia y comprar lo primero que nos recomiendan o echar mano del botiquín casero.

Es un mensaje contradictorio. Por un lado nos advierten de lo peligrosa que es la automedicación pero por otro nos señalan con el dedo acusador si queremos tener una relación cercana con el sistema sanitario.

Repito que para mi la automedicación es un riesgo. Pero siempre corremos riesgos. En la calle, en el trabajo… Y no por ello dejamos de salir, de vivir. Es lógico, por tanto, que intentemos buscar nuestro propio bienestar cuando nos encontramos mal: infusiones, algún medicamento para el dolor o la fiebre…

Pero esto no acaba aquí. Quizá el mayor problema es que nos tratan de tontos, de ingenuos, de no tener capacidad para decidir por nosotros mismos. Y eso es algo que debemos reivindicar, nuestra autonomía y nuestra capacidad de decisión.
Para ello es básica la educación. Si hay una buena educación en salud sabremos entender los prospectos, sabremos cuándo ir al médico, sabremos cuándo pedirle al farmacéutico que no nos dé cualquier medicamento porque padecemos esta u otra dolencia, seremos capaces de buscar respuestas por nosotros mismos, de exigir estar informados, de conocer los riesgos y los beneficios de una intervención, de pedir alternativas a los tratamientos propuestos…

Por tanto, si queréis probar las fantásticas propiedades de las medicinas tradicionales y alternativas, informaos, leed las precauciones de empleo, consultad con los profesionales de confianza, sed críticos y a la vez abiertos de mente y espíritu…

Así que, ya sabéis, si tenéis una mínima duda, no utilicéis ningún medicamento por vuestra cuenta, sea del tipo que sea, y consultad siempre al profesional competente en la materia. Si lo hacemos con cabeza, o dejéis que nadie os diga que abusáis del sistema por querer estar informados.  
Es nuestra salud.